Barranco de "Fondo Murçego" ... Un sueño en sao Tome (tercera parte)


Por fin saco tiempo delante del ordenador, para relatar aunque no en el debido orden cronológico, nuestra aventura acuática en Sao Tomé. Si bien en el relato anterior contaba un poco nuestra historia con el Cao Grande, en esta ocasión hablaré un poco (no tanto como quisiera...) de los barrancos que exploramos en la isla, como del trabajo de campo que hicimos para en un futuro, poder continuar con nuestro particular proyecto de exploración, de lo que puede llegar a ser un paraíso para el barranquismo. Como es lógico, ciertos datos me los reservaré.
Como bien apunté en el primer relato, lo primero que hicimos en Sao Tomé a nuestra llegada, fue visitar algunas de las cascadas mas simbólicas de la isla, simbólicas desde el punto de vista turístico y gracias a que el acceso a las mismas es relativamente fácil disponiendo de un 4x4. Para los habitantes de Sao Tomé, un río forma parte de la vida mas cotidiana, donde a penas lo usan para lavar sus ropas cada fin de semana, por cierto es un espectáculo de colores poder observarlo.... y poco mas. Investigar a cerca de cascadas o posibles barrancos en un lugar, donde por encima de entender en que consiste el barranquismo, ven el agua como un medio "anti natural", de ahí que tuviésemos el privilegio por ejemplo, de visitar playas desérticas o lugares dentro de diferentes ríos donde nadie ha estado antes. Tan solo aquellos que trabajan como "guías" o talando árboles, han podido visitar tramos de ríos muy puntuales, el agua sin duda les da mucho respeto.

Fueron muchos los días y kilómetros en 4x4 dedicados a la investigación de posibles barrancos, fuera claro de la parte mas interesante y "potente", ésta en la época de lluvias casi inaccesible debido a las complicaciones del camino de acceso hacia una parte de la isla, que según ellos está virgen al 100%. Se trata de una montaña que supera los 2000 metros pegada al mar con varios ríos de caudales importantes y donde los desniveles son importantes, o como aquí decimos "meten mieu".
También dedicamos muchas horas y días a hablar con cazadores y pobladores de zonas altas de la selva, bien sea con una cerveza o un café, compartimos horas de charla gracias claro a que Héctor habla algo de Portugués, por mi parte lo hacía en una mezcla de Castellano, Portuñol, y no se porqué, Francés. A veces directamente lo intentaba con el Inglés que se me da mejor. Cada conversación que teníamos con diferentes cazadores o "guías" locales, nos creaban mas dudas y confusiones a cerca de los ríos de Sao Tomé, sus desniveles y posibles cascadas. El estar en la época de lluvias complicaba todo mas aún. Muchos ríos era impensable meterse ya que incluso en zonas sin desnivel, el agua te arrastraba sin saber lo que habría metros mas abajo, con lo que hasta el momento solo era posible intentar abrir camino hacia cabeceras de ríos, o bien intentar entrar en partes intermedias de los mismos para ver su formación, y posibles saltos o cascadas.
El día antes de partir al Cao Grande, Héctor me comenta la idea de visitar a un buen amigo suyo para pasar un día de "relax" y charlar un poco. Se trata de Carvallo, que entre otros oficios desempeña el de masajista de la selección de futbol de Sao Tomé. Recuerdo que era un día soleado y no tenía mucha pinta de llover. Tras quedar con el en la ciudad y tomar un café, fuimos a conocer so "rosa" que con mucha ilusión está construyendo. En las cercanías de su "rosa" se encontraba un lugar en el que Héctor años atrás ya había estado y que de paso me quería enseñar, se trata de una especie de cueva (según se creía...) situada dentro de un río donde se pueden ver murciélagos gigantes, "El fondo Murçego". Héctor, que como ya apunté había estado allí antes, me lo describe. Antes de bajar a verlo, decidimos ver el río un poco mas arriba a ver que pinta tenía, ya que estaba a escasos 5 minutos de la rosa de Carvallo.

Llegamos y nos encontramos con un bonito pasillo con resaltes donde el agua iba muy fuerte. Unos metros mas abajo vemos que el río desaparece colándose por una grita, ante lo cual, le preguntamos a Carvallo que si sabía que había ahí, este nos contesta, nada..... ¿Como que nada?. Según el y todos los habitantes del lugar, allí el agua desaparece bajo la tierra para aparecer de nuevo en el Fondo Murçego. No soy un experto en geología y a penas se cuatro cosas, pero hablando de roca volcánica (basalto) me costaba creer que el agua se pudiese comportar como en una zona caliza, con lo que sin pensarlo, nos metimos al mato para tratar de acceder a tramos mas bajos a ver que se veía.
Carvallo nos habla de leyendas y de que intentar meterse allí es la muerte segura. Nos enseña poco mas abajo una entrada desde el mato al río donde en éste se aprecia una grieta no mucho mas ancha de un metro. Lanzabas una piedra al río, con una caída aproximada de 40-50 metros volados a un agua que desde allí arriba se oía rugir tanto o mas que una vez dentro. La verdad, imponía respeto. Tras hablar con Héctor y valorar la situación, decidimos como aquí decimos de "calentón" volver a casa y preparar bartulos para intentar descender desde donde el agua desaparece hasta el Fondo Murçego. Era muy temprano, recordar que allí a las 5 de la mañana ya estás en pié y de momento el día era inmejorable, con lo que al fin y hablando de ríos y barrancos, lo teníamos todo de cara ya que al menos nos asegurábamos que el caudal, no iba a subir.
De vuelta a la Rosa de Carvallo con todo el material listo para el ataque, vemos a toda la gente que allí habita mirarnos con caras de no sabría definir ni describir. No creo que esa mirada fuese por el equipamiento o las pintas que llevábamos, sino por donde pretendíamos meternos. No había un comentario bueno ni esperanzador, según ellos y algo que no dejaron de repetir (según Carvallo) durante nuestro descenso, íbamos a morir ya que de allí es imposible salir. Muy sinceramente y ya que no es la primera vez que escuchas estas cosas, casi siempre por ignorancia claro y por su parte muy  lógica ya que no es cuestión de saber en que consiste el barranquismo, sino de haber visto alguna vez cualquier pieza de material que llevábamos en el arnés. Nosotros lo único que hicimos fue darles las gracias por la información, sonreir y quedar para después contarles todo lo que había allí dentro.
Quiero destacar ya que en la vida hay que ser humilde, que al menos por mi parte (seguro que por la de Héctor también) la sonrisa era un poco menospreciando su ignorancia a cerca de la situación y de lo que íbamos a hacer, por otro lado normal y algo lógico. Para mi era un barranco mas como los que podemos tener al lado de casa (no por estar en otro país es mas o menos) y con material, pues en caso de fuerza mayor o complicaciones, nos daríamos la vuelta ya que allí lo mas importante es la buena gestión del riesgo. Hay lugares mejores donde tener un accidente o percance. Tras el barranco y aunque me adelante a las palabras que describirán el mismo y nuestra exploración, me dí cuenta que infravaloramos el río y sus leyendas, no porque fueran ciertas, sino porque estábamos en un lugar diferente, donde no entendemos por mucho que nos creamos o sepamos como se mueve allí la naturaleza ni el agua, reflejado en la última cascada donde casi nos cuesta la vida. Vamos, que no somos nada ante la naturaleza
Bueno al lío!. Comenzamos el barranco con la idea de dejar los dos primeros rápeles en fijo por si acaso se complicaba la cosa con el agua. Nada mas entrar, le decimos a Carvallo que en dos horas o así, valla a Fondo Murçego a esperarnos para salir del río juntos, ya que aunque había camino, pues mejor si alguien de allí nos guiaba la salida. El primer ráppel desde un árbol, nos metía en lo que parecía ser el comienzo de una grieta muy estrecha, donde el rugido del agua te ponía todos tus sentidos y habilidades al 100% y donde lo peor sin duda, eran las condiciones ambientales, eso si, al menos y aunque con este tema sea muy pesao, no había cobra preta, aunque nos topamos con otra culebrilla local, esta parece ser inofensiva. Estamos en una isla donde el agua está cálida y perfectamente te podrías meter sin neopreno en cuanto a la temperatura. La decisión de usar neopreno, fué al 100% por temas de flotabilidad, mas aún cuando veías lo que tenías por delante. El problema era la humedad y deshidratación. Por mucho que bebíamos y eso que ya estábamos "medio" aclimatados, necesitábamos mas agua de la que podríamos cargar entre dos personas mas el material. Allí por razones sanitarias lógicas, está prohibido beber del río, con lo que finalmente y en un momento de agobio extremo, decidimos quitar la chaqueta y casi hasta bajar el peto ya que por momentos, el agobio era insoportable.
Tras el primer rappel, nadamos un poco o mas bien la corriente nos llevó hacia un remanso previo a la cabecera del siguiente salto. Nos asomamos a ver que había y aquello era lo mas parecido al "infierno". solo se apreciaba espuma en un pasillo muy cerrado y con una cascada cuyo volumen da agua al menos para mi, era imposible descender. Tras pensarlo mucho, decidimos hacer una corta escalada por el lado izquierdo orografico y pasamanos para montar otra  cuerda fija muy pegada al agua, desde donde rapelaríamos, mucho mas seguros que por el mismo cauce. El ráppel nos deposita en un tronco justo en una estrechez de poco mas de un metro y espuma de agua corriendo bajo los pies, o mejor diría tronco empotrado que nos vino de lujo.

Tras bajar el tronco y evitar el agua mas delicada, llegamos a otro remanso en una sala muy bonita para encarar un salto mas. Si el anterior daba miedo y respeto, este aún mas. Aquí era el momento donde tendriamos que decidir que hacer. Si darnos la vuelta remontando las dos cuerdas fijas que dejamos, o de "una" seguir hasta el final sin retorno posible. Tras pensar y pensar, decidimos mediante un paso de hombros y una escalada un tanto expuesta, ganar una repisa de nuevo por el lado izquierdo orográfico, para hacer un rápel en esta ocasión, de 40 metros volados evitando de nuevo el chorro de la cascada (éste impracticable) y meternos ya en un callejón sin salida. No se si hicimos bien o mal, pero a veces la motivación y las ganas pueden mas que la lógica o la cordura. Está claro que al final el riesgo marca la diferencia, y el que no arriesga no "gana" aunque no me gustaría definir esta aventura como un triunfo, sino mejor como una gran experiencia personal, para lo bueno y lo malo.
Héctor, que bien sé confía en mi como ningún otro, me mira y quizás con el mismo rostro que yo "traía" me dice que lo que decida está bien. La decisión fué como no, bajar y recuperar una cuerda que no nos permitiría volver atrás. Descendemos el volado de 40 metros y llegamos a una gran sala oscura donde la luz apenas podía entrar y mas bien parecía una cueva que un río. Las paredes se elevaban mas de 60 metros sobre nosotros con a penas un metro de separación entre ellas en la parte superior. Por delante tenemos un pasillo estrecho con un pequeño resalte y agua muy muy movida. Tras este pasillo parecía haber otra cascada donde se apreciaba un volumen de agua enorme no solo por la cantidad que se apreciaba, sino por el ruído de la misma.
Montamos una chapa desde el único punto de la sala donde el agua no te llevaba, e intento meterme al resalte y pasillo. Llego y aprecio que hay varios troncos y ramas en el fondo, es decir, que ojo con las cuerdas y ojo con caer allí dentro. Trato de bajar por el agua apoyandome en los troncos y pequeños cantos de roca, pero la fuerza es tal que me tira. Asciendo por la cuerda y replanteo la situación. Intento en este caso ir en oposición por el pasillo para meter una chapa intermedia lo mas lejos. La roca resbala mucho, mas aún si vas con calzado salomon y una caída en el pasillo, pues..... en un momento de desesperacion y notando que cada vez la oscuridad era mayor e incluso el nivel del agua subir (no se si por stres o porque estaba sucediendo de verdad) decido montar un pasamanos volado tres metros sobre el agua dosificando al máximo los anclajes que llevábamos en una mezcla de escalada en oposición, artificial y estirando el cuerpo para taladrar lo mas lejos posible y montar así un pasamanos fijo para Héctor.
Poco a poco voy progresando hasta que agoto la ultima chapa, joder!. El problema era sencillo, aun necesitaba al menos dos anclajes mas para medio librar el chorro de la siguiente cascada y los seguros se habían agotado. Las paredes eran lisas, pulidas y sin posibilidades de apañar nada. Hector cruza el pasamanos hasta mi posición y le cuento que no queda otra que bajar, el nivel del agua estaba subiendo y cada minuto allí de espera, lo único que haría sería agravar la situación, que de por si era ya y con perdón,  muy jodida. Intento montar un guiado con mochila, pero sin suerte ya que el final del ráppel, es un remanso en una poza y sin corriente alguna. Por otro lado, era tal la fuerza del agua, que te permitía solo un intento de lanzamiento, ya que recuperarla era imposible, como así pasó.

En estos momentos, es cuando me acuerdo de preguntas o comentarios a cerca de la dificultad de los barrancos, o donde está la misma. No hace falta hacer 9a en pared, A5, escalar un 8000 o una cascada de hielo extrema para saber lo que es el miedo,  la dificultad y el compromiso. Yo siempre he cuestionado la manera de catalogar la dificultad en los barrancos, o ver la dificultad de éstos. El barranquismo es una actividad muy peligrosa y mas técnica de lo que se piensa...... Es un medio tan cambiante, que cualquier barranco puede llegar a ser inaccesible, incluso el mas sencillo que podamos haber descendido algún día. Para mi sin duda , la dificultad de un barranco la determina el agua y los escapes, si hay claro.... Muchas veces no te puedes dar la vuelta ni escapar, con lo que hay que bajar si o si.... el agua es un medio tan incontrolable como fuerte, donde no somos nadie por muy fuertes o hábiles que nos creamos, solo los peces son capaces de luchar contra ella y nosotros tan solo somos humanos. En esta ocasión, no era cuestión de demostrar lo "gallos" que éramos o lo fuertes que estábamos, sino de salir y poder contarlo, ya que otra no nos quedaba.
Con esta sensación y aunque suene quizás exagerado, engancho la cuerda en el descendedor y a rezar para poder contarlo. Está claro que yo tengo mas experiencia que Héctor y por lo tanto, yo tengo que dar la cara ante cualquier situación comprometida. Mi idea era saltar confiando que entre la pared y el agua, hubiese la "tipica" camara de aire que me dejase descansar, y de otro bote dando igual los golpes que llevase, me dejase sano y salvo en una poza que sinceramente, veía casi imposible de alcanzar.

Bajo unos metros hasta donde mis piernas no aguanta ya la fuerza de agua, salto dando cuerda y de repente, un chorro que no se de donde "cojones" con perdón ... salió, me golpea volteandome para acabar en el fondo en lo que parecía ser una especie de drosaje o rebufo fuertísimo. Por momentos, los cuales están reflejados en la gopro que llevaba en el casco, y que cada vez que miro el video se me pone la piel de gallina, veo imposible salir de allí ya que por mucho que luchaba, la corriente me metia hacia adentro tragando agua y al borde del ahogamiento, mejor ni contar los segundos que pasé debajo del agua.... Sin duda el momento mas jodido que haya pasado en el monte e impotente de no poder hacer nada, nada mas que echar lo último que tenía.

No se si a causa de mi lucha, o simplemente suerte.... logro abrir el mosquetón y liberar algo de cuerda (al no poder ver el final del rapel, fue imposible calcular y dejarla al "ras" del agua"). En cuestión de segundos el agua me escupe hacia un tobogán que bajo totalmente descontrolado y golpeándome con cada saliente de roca. Estoy en la poza que pensé era imposible de alcanzar. Me levanto y camino como si hubiese bebido el bar de mi pueblo entero, dando tumbos de lado a lado y gritando no se que.... me giro y veo a Hector en la cabecera, el también tenía que bajar y estaba claro, que de la misma manera que yo sería casi un suicidio. Tras recuperarme un poco, veo un gran tronco donde monto una tirolina o ráppel guiado para Héctor (ya que antes de bajar había instalado con la idea de montar de la manera que fuese, un guiado para Hector). Tenso la cuerda y por si acaso, la ayudo con mi contra peso. Hector baja librando perfectamente el agua y la aventura acaba con un gran abrazo, estábamos ya en el Fondo Murçego.
Tras recoger cuerda y material, tan solo nos quedaba nadar, o mejor dicho dejarnos arrastrar por la fuerte corriente a lo largo de un pasillo encajonado y muy bonito sin peligro alguno ya para salir de lo que al menos para mi fué un infierno y con una fuerte lluvia que confirmaba que el río estaba creciendo cuando estábamos en la parte mas delicada. Tras levantarnos al fin en un lugar donde era posible caminar sin que el agua te arrastrase, vemos la figura de Carvallo, el cual llevaba mas de dos horas sentado en una piedra bajo una fuerte lluvia, esperando vernos de nuevo y sin perder la esperanza en ningún momento. Sin lugar a dudas, el mejor detalle que me llevo de la isla, y de los mejores que he recibido en el monte y la vida.

Salimos a la pista y mientras caminábamos hacia la "rosa" de Carvallo bajo una lluvia fuerte y muy cansados..... la gente salía de sus cabañas con caras de no creerse vernos vivos. Eran tales las caras, que ni articulaban palabra. Parecía que la leyenda del Fondo Murçego se había acabado y pasaba de ser una especie de sumidero o lugar inaccesible, a ser un barrancazo que seguro con mucha menos agua, es sencillo y disfrutón. Nos cambiamos, y aunque muy cansados por la adrenalina y susto, nos fuimos a celebrarlo como no, al bar.
Los datos técnicos del barranco, de momento me los reservo. Tan solo diría que es muy comparable a el barranco del Cobarcil en el río Sella, aunque este mucho mas encajonado. No es muy largo, pero si intenso. Ya que estábamos en época de lluvias, habría que conocerlo en época seca o con su caudal habitual para determinar su dificultad. Yo pienso que en época seca puede ser un barranco muy sencillo e incluso de iniciación. El lugar y entorno es impresionante. En nuestro descenso, pues no sabría catalogar su dificultad, ya que ni yo mismo se cual es mi nivel en este tema, ni me importa.  Tan solo puedo decir, que he pasado el peor momento de mi vida en el y nunca vi la muerte tan cerca como allí. No se si por mala suerte, por carencia técnica o sin mas, por el excesivo volumen de agua. Eso ahora ya no importa, y siempre defenderé, que cada día en el monte es diferente, las condiciones nunca serán las mismas, y que por encima de récords y proezas, hay que vivir la aventura y experiencia personal, el resto son números absurdos.

En cuanto podamos, montaremos un vídeo del descenso. Aunque de un principio metí la cámara con idea de documentar la actividad con fotos, fue tal la tensión, que tan solo hicimos vídeos con la gopro. Las fotos que ilustran el relato, están sacadas de los propios vídeos y aunque parezca egocéntrico, la causa de salir yo en casi todas las imágenes, era que la cámara de Héctor tiene mas calidad, y en mi caso, la tensión instalando era tal, que a penas me preocupé de grabar. La próxima entrega, será a cerca de el otro barranco que exploramos, éste mucho mas relajado, aunque brutal..

Por otro  lado, felices fiestas a tod@s y gracias por visitar el bloc!!

2 comentarios:

  1. Muy buenos estos tres relatos, Victor. Realmente disfrute leyéndolo.
    Quique

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    1. Muchas gracias Quique, y feliz año!! espero los siguientes sean de grabn interés tambien. un abrazu.

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