A veces parece que estamos descubriendo nuevas zonas fruto de salir en busca de nuevas paredes y vias, pero lejos de esa realidad y gracias a esa afición de recuperar y conocer antiguos caminos de pastores que llevo realizando desde mis primeros pasos en la montaña, me ha abierto un mundo de paredes y porqué no, proyectos
Hace mas de 15 años que visité una pared con ganas de abrir algo pero no me motivó lo suficiente. Una pared visible desde la parte alta de la ruta del Cares (Los Collados) que inevitablemente desvía tu mirada como escalador, a un precioso espolón con un diedro y pilar muy marcado, de esos únicos y roca que mas bien parece por su color, granito.
Durante 15 años, volví unas 5 veces con la misma idea y seguía sin encontrar una línea que me animase a tal esfuerzo. Por encima de abrir algo por abrir, para mi está "la línea" que sea capaz de dibujar y sobre todo, que sea capaz de poder abrir dignamente.
Cosas de la vida y las ganas de abrir algo junto a Roberto, vuelvo de nuevo y él me ilumina un camino para nada lógico, fuera de cualquiera de mis ideas y juntos, descubrimos una roca y escalada de otro planeta.
La pared ésta en la ruta del Cares y por su ubicación, solo se puede escalar del 15 de agosto al 31 de diciembre por motivos de nidificación. Es cara sur con lo que ni tan mal, la escalada está permitida en los mejores meses.
Tenemos mas o menos 1 hora de aproximación, parte de la cual se hace por la conocida senda del Cares. La segunda parte de la misma, se hace por un antiguo camino donde hay que tener mucho cuidado de no tirar piedras a la senda. Si se hace bien no cae nada, pusimos algún "Hito" y es precioso.
Tras bajar de los collados (Parte alta de la ruta) pasaremos por debajo de un gran arco muy característico, por donde antiguamente discurría el "Seu L´árcu". unos metros mas adelante y tras pasar una curva de izquierda a derecha, veremos en la derecha una trepada en "zigzag" sobre muy buena roca que nos lleva hacia la parte alta del Arco. Luego, solo hay que ir lo mas pegado siempre a las paredes evitando cruzar pedreros y así tirar piedras abajo.
Nosotros nos movimos varios días con grandes petates y no tiramos nada. Suele haber cabras además de en tramos, apreciarse el camino antiguo que íba hacia la canal del Saigu.
Mas que una pared es una especie de circo con muchas posibilidades, eso si, todo muy duro ya que además de su verticalidad en el mejor de los casos, la roca es muy caprichosa y poco generosa en ciertas partes. Eso si, es soberbia.
"El reloj de arena" es una vía brutal. La roca es de otro planeta y la escalada preciosa sobre largos muy variados y con unas formas realmente curiosas.
La hemos abierto con la misma filosofía de siempre. La escalada es en general obligada y en algunos tramos los seguros alejan. Decir que en el último largo, uno de los cantos claves del largo, un agujero lleno de pinchitos coral, los hemos maceado a base de bien tras desollarme los dedos (no es un tallado y la verdad no quedé muy contento)
Los dos primeros largos son esos largos que hacen que te enamores de la escalada. En ambos se ha recolocado una chapa para mejorar el roce de la cuerda, ni mas alta ni mas baja, sin mas hacia el lado bueno.
El segundo sigue una locura de fisuras oblicuas ciegas, donde los "totem" (yo solo tengo uno jaja) quizás te dejen proteger algo mas. Aunque las caídas son limpias, hay que escalar con decisión y muy finos de pies.
El tercer largo aunque mas fácil es precioso. Diedro mas placa tumbada en sus 60 metros de recorrido (tras en diedro añadimos debajo de un árbol una reunión para rapelar).
El último largo nos cortó un poco el rollo, ya que un 7b o así dejaría la línea mas homogénea, y es que casi lo consigo tras una primera parte, pero los últimos 12 metros además de bellos, son muy finos de pies y pondrá a punto la fuerza de nuestros dedos. Colgarse a taladrar fue... una experiencia religiosa jaja!! Detalles a parte, el largo es acojonantemente bueno.
Alguna marca de querer taladrar quedó tras intentar creer que los milagros existen y nada más lejos de la realidad, tocó volar... Aún así, quedó un largo creo, a la altura de su calidad y dificultad.
Desde la R4, se rapela a la R3 y de ésta, a un collado donde hay un árbol donde pusimos una reunión, para de ésta bajar en recto a la R1 y de ahí al suelo.
Como siempre, agradecer a mi amigo y compañero Roberto la apertura y sobre todo las ganas de pasar frio y muchas penurias.
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