Un puñado de amaneceres y atardeceres para evitar el calor, la insoportable masificación de las carreteras y sobre todo, poder cumplir con mis obligaciones como padre, gracias por supuesto a quien la acompaña para poder escaparme, aunque sea a unas horas donde casi todo el mundo duerme.
Cada día me gusta más escalar con la luz del frontal, creo, el complemento perfecto para encontrar la auténtica esencia de la soledad. En este caso, la he buscado a escas a media hora del coche, si, a media hora aun hay líneas y buena roca por abrir.
La pared de Covanceli, a los pies de la Peña Tarañones, para mí uno de los muros con más calidad de la zona y donde vías como "a Capón" o "Estoicismo", demuestran que no hay que irse muy lejos para encontrar la perfección de la escalada.
En esta pequeña pared, conocí por así decirlo a Ibra, allí, abrimos la primera de las varias joyas que hemos compartido y espero, que nos queden muchas más. La vía en cuestión se llama "La flor del Argoma" preciosa.
Desde aquel momento, tuve claro que está pared tenía más futuro, y estos días he estado enrredando por allí, abriendo dos preciosas vías, una de ellas, "La vida en 4 letras".
Como resumen, diré que es otra de esas vías donde la roca le guía por muros repletos de goteros de agua. De vez en cuando aparece alguna fisura, la roca es magnífica y los largos de moverse y escalar.
Tan solo la parte central del primer largo, me dio trabajo de limpieza, casi tanto como de apertura. Se añadió alguna chapa para evitar protegerse en algún bloque dudoso, éstos en zonas fáciles.
La otra vía, aún por limpiar, es otra joya. Ahora es una pared donde entre las tres, escalas casi 400 metros de una calidad terrible.
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